
BMW sigue explorando nuevas fronteras en aerodinámica aplicada a motos. De hecho, menudo último año llevan los alemanes con varias patentes en el horno. Aquí viene otra... Y bastante inusual, además.
Tras patentes recientes centradas en alerones móviles o escapes que favorecen el flujo aerodinámico, la marca alemana plantea ahora un paso más loco, si cabe: emplear aire a presión canalizado a través de conductos y boquillas orientables para mejorar el rendimiento dinámico en frenada, aceleración o paso por curva. O sea, aerodinámica activa por soplado.
Las patentes muchas veces acaban llegando... Y otras no
El sistema tiene su aquél. Está recogido en una nueva solicitud de patente, y se basa en un ventilador interno capaz de generar flujo de aire a demanda. Este aire puede dirigirse a diferentes zonas del carenado mediante una red de conductos y compuertas móviles.
Ahora bien, según la situación, las boquillas podrían soplar hacia atrás para aumentar la aceleración, hacia delante para reforzar la frenada, hacia arriba para generar más carga aerodinámica o incluso lateralmente para asistir al giro en curva.
¿Te suena? Si eres muy friki, quizá sí. La idea no es nueva en el mundo del automóvil. En los años '60 y '70, coches como el Chaparral 2J o el Brabham BT46B utilizaron ventiladores para generar efecto suelo mediante succión. Más recientemente, el hiperdeportivo GMA T.50 de Gordon Murray o el eléctrico McMurtry Spéirling han recuperado este concepto para generar cargas aerodinámicas imposibles con métodos convencionales.
En motos, sin embargo, usar esto es mucho más complejo por motivos obvios: el espacio limitado, el menor peso y las variaciones de inclinación en curva plantean retos técnicos importantes. Aun así, BMW ha encontrado una posible solución orientando los flujos de aire en función del ángulo de inclinación de la moto y la situación dinámica.
La asistencia no busca ofrecer empujes contundentes, sino pequeñas correcciones activas que retrasen el momento en que se pierde tracción, mejoren la estabilidad y amplíen el margen de seguridad en conducción deportiva.
No es la primera vez que se explora algo parecido en el mundo de las dos ruedas. En 2018, Bosch mostró un prototipo de moto con micropropulsores de gas comprimido, pensados como sistema de seguridad activa. Aquella propuesta estaba basada en cartuchos de un solo uso y pensada para situaciones límite. BMW, en cambio, apuesta por un sistema reutilizable, integrado en el diseño y con potencial para actuar de forma continua y adaptativa.
El cuándo lo veremos en una moto es otro tema. Porque las patentes muchas veces acaban llegando... Y otras no.
Imágenes | BMW