
El proyecto eléctrico de Harley-Davidson no está pasando por su mejor momento, con números en la mano. Según su último informe financiero trimestral, la firma estadounidense solo ha conseguido vender 33 unidades de su marca eléctrica, LiveWire, entre enero y marzo de 2025.
Una cifra alarmante que representa una caída del 72% respecto al mismo periodo del año anterior y que deja al descubierto el enorme desafío de electrificar un producto históricamente vinculado a la tradición, el ruido y la pasión por la combustión, tal y como recoge Xataka.
LiveWire vendió 33 motos en el primer trimestre de 2025
LiveWire, en números. Mientras su gama clásica sigue manteniéndose a flote con 38.000 unidades vendidas en ese mismo trimestre, las ventas de LiveWire se desploman y arrastran consigo unas pérdidas de 20 millones de dólares.
La comparación habla por sí sola y es demoledora al mismo tiempo: en 2024, LiveWire vendió 117 motos durante el primer trimestre, frente a unas 57.000 Harley-Davidson convencionales. La caída no es solo puntual, es estructural.
Modelos con precios superiores a los 19.000 euros y una autonomía real que apenas supera los 100 kilómetros fuera del entorno urbano, no logran competir ni con las Harley tradicionales, ni con sus rivales eléctricos.
Un problema que afecta a todo el sector. La cuestión es que el fracaso de LiveWire no es cosa suya, únicamente. Otras marcas pioneras en electrificación también han mostrado signos de agotamiento. Energica, conocida por su papel en el campeonato de MotoE, anunció su quiebra en octubre de 2024. A ello hay que sumar la quiebra de muchas otras marcas; muchas.
El hecho de vender solo 33 motos en tres meses no es un tropiezo, es un fracaso estratégico. Y con 20 millones de dólares perdidos en el intento, la marca de Milwaukee tiene mucho que replantearse si quiere seguir apostando por un futuro eléctrico. El problema es a lo que nos referíamos en el anterior párrafo, que es algo extendido con otras ciertas marcas.
Motos caras, que valen el doble que una moto de gasolina y cuyas prestaciones equivalen también a la mitad de una moto grande, repuestos como baterías con precios desorbitados y tiempos de carga que no pueden luchar todavía contra la recarga de un depósito de gasolina son un problema.
Pero el mayor escollo, y con el que Harley se ha topado, es que las motos son pasión. Lo han demostrado muy bien desde hace un siglo con sus motos de gasolina, levantando un auténtico movimiento social que va más allá de la moto. Ese público no quiere una moto eléctrica. Y para prueba, 33 motos en 3 meses.
Imágenes | LiveWire, Motorpasión Moto