
Honda ya no juega en la misma liga. La marca japonesa acaba de alcanzar una cifra tan descomunal que ni siquiera sus competidores más cercanos pueden mirar sin vértigo: 500 millones de motos producidas desde que Soichiro Honda echó a andar la empresa en 1948.
Medio siglo después, ese pequeño taller con motorcillos acoplados a bicicletas se ha convertido en una máquina de fabricar motos. Literalmente. Y parece que nadie va a ser capaz de superar a los nipones a corto-medio, e incluso a largo plazo tampoco.
Nadie se acerca a los japoneses
Curiosamente, el ejemplar que marca este hito no es una RC213V de MotoGP ni una CBR1000RR-R de circuito. Es un humilde scooter Activa salido de la línea de montaje de la planta de Vittalpur, en India. Un detalle con mensaje: hoy el músculo de Honda no está en Japón, sino en Asia.
En países como India, Indonesia o Tailandia, donde los scooters de la marca son casi moneda de curso legal. Allí se fabrica, se vende y se rueda a un ritmo que ningún otro fabricante puede seguir.
Honda ya había dejado claro que iba en serio cuando alcanzó los primeros 10 millones de motos en 1968. Diez años después, ya había duplicado esa cifra. En 1993 alcanzaba los 50 millones. Y a partir del año 2000, la curva se volvió casi vertical: cada cinco años, otros 100 millones. Así se llega al medio millardo. Así se construye un imperio.
En esta carrera no hay quien les tosa. Ni Yamaha, ni Suzuki, ni siquiera los grandes grupos europeos como Piaggio o KTM juntos pueden oler la estela de Honda. Y mucho menos las marcas premium de nicho.
Honda no solo vende más: fabrica más, llega más lejos, y ha conseguido un equilibrio industrial que le permite producir en masa sin perder fiabilidad. La Super Cub, con más de 100 millones de unidades vendidas, es la moto más exitosa de todos los tiempos, y un monumento rodante al ingenio japonés.
Ahora el listón está en 500 millones. Pero nadie duda de que Honda llegará a los 1.000 millones. La pregunta no es si lo logrará, sino cuándo. Y visto lo visto, la respuesta parece clara: en menos de 25 años. Porque si algo ha demostrado Honda en estos 75 años es que no hay cima que no se pueda superar... con un motor pequeño, una visión muy clara y un ritmo que no conoce rivales.