Si las Yamaha MT ya eran las reinas de la aceleración, los japoneses la quieren liar parda: un turbo eléctrico. Van a volar

Si las Yamaha MT ya eran las reinas de la aceleración, los japoneses la quieren liar parda: un turbo eléctrico. Van a volar
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Honda tiene casi listo su turbo con compresor eléctrico, pero la marca del diapasón no se queda atrás. Yamaha acaba de registrar varias patentes que revelan su propio sistema de sobrealimentación.

Se trata de un turbocompresor con asistencia eléctrica, o lo que es lo mismo, un E-turbo como los que ya usan algunos coches deportivos de última generación.

No quedaría mucho para verlo en una moto real

La idea no es nueva. Yamaha lleva años coqueteando con los turbos. En 2020 se filtró un prototipo tricilíndrico de 847 cc con turbo y 180 CV, montado en un bastidor de MT-10.

Aquel experimento no solo aumentaba el rendimiento: también prometía un 30% menos de emisiones de CO2 y una fuerte reducción de NOx, CO e hidrocarburos. Era una declaración de intenciones: reducir cilindrada sin sacrificar prestaciones, como ya hacen marcas de coches como BMW o Mercedes.

Pero meter un turbo en una moto no es tan fácil. El espacio es limitado, el peso se nota mucho más que en un coche, y sobre todo está el temido “lag”: ese retardo entre abrir gas y notar la patada. En una moto, donde el control fino del acelerador lo es todo, es un problema serio.

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La solución de Yamaha es clara: añadir un motor eléctrico al turbo. Así nace el E-turbo. Este sistema, ya probado en coches como los Mercedes-AMG, permite generar presión desde abajo, incluso antes de que haya gases de escape suficientes. Resultado: respuesta inmediata, sin retrasos, sin sustos.

Yamaha no pretende convertir la moto en un híbrido ni cargarla de baterías. Según las patentes, el E-turbo se alimentaría directamente del generador del cigüeñal. Si hace falta almacenar algo de energía, usarían condensadores, no baterías. Todo conectado por un sistema eléctrico de alto voltaje, probablemente 48V, aunque la cifra exacta no se especifica.

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Este enfoque minimalista contrasta con el ambicioso proyecto de Suzuki de hace unos años, que soñaba con un tetracilíndrico turbo con sistema híbrido. Aquella idea quedó en papel mojado, pero el motor que dejó como herencia –el bicilíndrico de 776 cc de la GSX-8R y V-Strom 800– nació pensado para llevar turbo.

Tras años de anuncios que nunca llegaron a la calle, solo Kawasaki ha demostrado que las motos con sobrealimentación son viables, con su familia H2. Ahora llega el turno de Honda y Yamaha. Si estos E-turbo funcionan como prometen, podríamos estar ante el renacer de las motos turbo. Pero esta vez, sin lag, sin peso extra y sin humo.

Imágenes | Yamaha, Motorpasión Moto

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