China, ese lugar. Destacan por muchas cosas, pero últimamente está claro que si algo tienen que ver con nosotros los motoristas es por el increíble aumento de la producción y calidad de sus motos. Han pegado el pelotazo en Europa. Pero en su país, las motos tienen prohibido algo tan básico como circular por la autovía.
En China las motos no pueden circular por la red de autopistas nacionales. Y no, no es una medida puntual ni una excepción regional: es una política ampliamente extendida que responde más a motivos ideológicos y sociales que técnicos.
Centros de ciudades y autovías, problemas para las motos chinas
Los números hablan por sí solos. La fuente de este artículo, un estudio científico publicado en 'Journal of Advanced Transportation' recoge que en 19 provincias chinas está prohibido por ley circular en moto por autopistas (de un total de 23).
Las ciudades, también. Pero no es el único lugar en el que las motos están prohibidas, pues también tienen prohibido circular en 185 ciudades, incluidas todas las grandes del país. Esto incluye tanto restricciones partciales como totales a la circulación de motos.
Tiene su explicación. Estas prohibiciones empezaron en los años '90, con Pekín como pionera. ¿La excusa? Seguridad vial. Las motos, dicen, eran demasiado peligrosas: rápidas, frágiles, baratas, caóticas. De hecho, se recogen datos pormenorizados sobre la cantidad de accidentes que había entonces.
El problema es que las motos de antes no eran como las de ahora, en el sentido de que no eran grandes cilindradas ni tenían grandes potencias. Y eso era un problema, porque en comparación con los coches, la marcha era desigual, y eso provocaba accidentes, atropellos, etcétera.
El estudio aplica un análisis de diferencias en diferencias (DID) a 11 ciudades de Zhejiang, comparando las que vetaron motos con las que no. Y sí: donde se prohíben, bajan las muertes. Pero también desaparecen las motos. En zonas rurales, por ejemplo, el número de motos cae un 39% al año tras la implantación del veto. Y cuando no hay motos… Tampoco hay industria.
Por eso, hasta hace poco las marcas chinas apenas fabrican motos de gran cilindrada. No hay demanda interna. El mercado es eléctrico, pequeño, urbano, de baja velocidad y consumo rápido, allí.
Lo que sí hacen bien es mirar al resto del mundo y, además de exportar scooters baratos, también se han metido en la jugada de las motos grandes. Porque en Europa, América y prácticamente el resto del mundo, meter una moto por autovía no es una prohibición.
Por ese motivo el estudio sugiere una solución de sentido común, que dirían los políticos: en vez de prohibir, separar. Crear carriles específicos para motos, regular velocidades, obligar a inspecciones y casco, y dejar que las motos convivan con los coches. Lo que se hace en medio mundo. Especialmente ahora que China ya es experta en motos grandes.
A todo esto hay que añadir un apostillamiento: que se prohíba la circulación por autovías en ciertas partes de China no supone que no puedan circular por otras carreteras nacionales o secundarias. Lo que está claro es que China está haciendo motos para autopistas... Sin poder conducirlas en autopistas.
¿Es eso un problema para el resto del mundo? No parece que lo sea; no parece afectar a las motos que llegan a nuestras tierras, desde luego. Aquí nos llegan sus motos, y las pruebas en marcha nos dicen que se puede circular tan cómodamente con ellas como con cualquier otra.
Imágenes | Phelon&Moore